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domingo, noviembre 24, 2024

Ponce es Ponce… Ponce es Lavoe

Recordemos a Héctor Lavoe desde los símbolos de la tierra que le vio por vez primera, descritos mediante la genialidad oportuna de su soneo. Una canción, muchos sitios, un mito. Pese a ser segunda en importancia para la isla de Puerto Rico, para los salseros, Ponce es la ciudad puertorriqueña más importante gracias a los aportes humanos y folklóricos que ha surtido a este mundo musical.

De Ponce han surgido artistas tan reconocidos como Pete «El Conde” Rodríguez, Papo Lucca, Ruth Fernández y Cheo Feliciano, por citar algunos. Sin embargo, hay dos referentes precisos que remiten inmediatamente al salsero a pensar en esta «Ciudad de los Leones« (llamada así porque su nombre fue colocado en honor del conquistador español Juan Ponce de León), por un lado la celebérrima Sonora Ponceña, con una trayectoria que ha dejado huella por casi sesenta años y que lleva con orgullo el gentilicio en su nombre y por otro lado, Héctor Juan Pérez Martínez, tal vez, el artista ponceño más ilustre que ha dado la «Ciudad Señorial«.

A Ponce le han dedicado no pocas canciones dentro del contexto de la Salsa, desde la sublime «Pa’ Los Ponceños» en la voz de Tito Gómez en compañía de «La Más Sureña«, la citada Sonora Ponceña; también «Desde Ponce» a cargo de Babo Jiménez y su Banda. Desde el contexto afropuertorriqueño de la plena el repertorio se amplía con «Plena Pa’ Ponce» del grupo Guay-Ciba, el tradicional número de autoría de Chago Montes «La Plena de San Antón», la cual se ha mantenido vigente en versiones que van desde la del Trío Maravilla, la de José Luis y su Guitarra, la de Popy y sus Pirañas, la de Chivirico Dávila y el respaldo de Kako y su Combo, la de Louie Ramírez con la voz de Víctor Velásquez, y la de Michael Stuart realizada en 2001 rebautizada como «La Plena que yo Conozco».

Entre otras cosas, San Antón es un barrio de Ponce que se disputa con Bayamón y Guayama la paternidad de este importante aire musical de la isla. Sin embargo, no hay un tema que haga que los ponceños se sientan tan representados ante el mundo, como «Ponce», de la autoría de Tommy Sánchez e interpretado con todo el corazón por Héctor Lavoe. Ya es ampliamente conocida la conexión que «El Cantante de los Cantantes» estableció con su público en todo sentido. El canto a su tierra natal quedaría como un motivo más para elevarlo al panteón de los grandes de la Salsa que hoy ocupa.

Si bien la letra fue escrita por Sánchez, Lavoe la complementó en sus soneos con esa escuela que ya llevaba encima y con todo el sentimiento que siempre demostró tener por ella y sobre todo, por su gente. Como el texto incluido en la canción juega dentro del imaginario local, es preciso acercarnos de forma intimista a su mensaje para comprender en detalle lo que Héctor nos dice cada vez que la tocamos en el reproductor o la tornamesa. Comencemos por la frase que abre el tema y que sale como un grito producido desde el orgullo de ser ponceño, empleando uno de los múltiples títulos que ostenta la ciudad: «La Perla del Sur«.

Ponce se encuentra ubicada precisamente al sur de Puerto Rico y es altamente reconocida por su riqueza material y su importancia como centro urbano. La primera estrofa, utiliza el otro título de «Ciudad Señorial» y hace una literaria introducción para iniciar la enumeración de personajes y lugares que hacen parte de su iconografía: Ponce, «Ciudad Señorial» donde la naturaleza sembró su belleza. Pueblo de grandes historias y un sinfín de glorias que vienen a mi memoria y algunas voy a contar.

La lista comienza con El Gran Garay, su caballo y su coche, lo cual refiere a Carlos Garay, un reconocido y apreciado cochero de la ciudad y cuyo nombre identifica la terminal de transporte público. Los coches de Ponce hacen parte de sus tradiciones más importantes, al igual que sucede con Bayamo en Cuba. Enseguida, menciona el Hospital Tricoche, nombrado así en honor a Valentín Tricoche, un filántropo inmigrante que se instaló en Ponce y quien adelantó obras importantes en pro de sus residentes, entre ellas una generosa donación para la construcción del centro hospitalario.

Este edificio es un orgullo de la ciudad, pues fue construido en un estilo arquitectónico neoclásico y data de 1896. Hoy por hoy se llama Antiguo Hospital Militar Español de Ponce y en la canción se alude cariñosamente como «el Viejo Hospital Tricoche» Menciona a su vez los barrios rurales de Tibes, Real y Maragüez, tres de los 19 barrios que ocupan la zona rural de Ponce en tanto que otros 12 están enclavados en su casco urbano. La canción incluye todos estos elementos así: “Hablaré del gran Garay de su caballo y su coche, el Viejo Hospital Tricoche Tibes, Real y Maragüez.” La lista de personajes ilustres se incrementa con Juan Morell Campos.

Legendario compositor y músico nacido en Ponce en 1857. Cuenta la historia que Manuel Tavárez, a quien se nombra después en el tema, fue el “Padre de la Danza Puertorriqueña”, pero fue Morell Campos quien la perfeccionó, de ahí que la letra lo califique como «padre de la bella danza«. Y no es un mérito gratuito, pues compuso Alma Sublime, Felices Días, Laura y Georgina, Sueño de amor y Vano Empeño, entre otras 360 canciones vinculadas a este brillante período musical de Puerto Rico.

Pero no todo es música en este recorrido onomástico que realizó Tommy Sánchez con la voz de Héctor. El deporte también se incluyó entre los ilustres mencionados en la letra. El primero en mención es Francisco «Paquito» Montaner, beisbolista nacido en 1894 y quien fue el primer lanzador en la historia de Puerto Rico en jugar un «no-hitter», o sea, que participó en un juego donde el equipo contrario no anotó ninguna carrera. En su nombre se construyó el Estadio Francisco Montaner, uno de los más grandes de su clase en Puerto Rico.

Al hablar de «Perucho«, trae a colación el recuerdo del gran beisbolista Pedro «Perucho» Cepeda, conocido también como «El Toro», leyenda en este deporte tras lograr los dos primeros títulos de bateo de la Liga de Invierno de Puerto Rico entre 1938 y 1939 y quien lideró el juego en su país natal durante más de 20 años. Jugó durante toda su carrera en el Caribe, convirtiéndose en símbolo representativo de la identidad nacional al negarse en experimentar la intolerancia prevaleciente en los Estados Unidos contra los deportistas y artistas latinos.

Otro deportista mencionado es Francisco «Pancho» Coimbre Atiles, destacado pelotero nacido en 1909, que fue reconocido como Jugador más Valioso en el año 1943. Es importante resaltar que Coimbre también jugó con equipos de béisbol en Colombia, Venezuela, República Dominicana y México. El municipio de Ponce nombró su museo deportivo como «Museo Francisco «Pancho» Coimbre» en su honor y contiene una notable exposición de reliquias del deporte ponceño. Lo pintoresco, propio de nuestra idiosincracia latina, tampoco tuvo excepción en Ponce. En 1940, los bohemios de la ciudad, adoptaron un animal que andaba errante por las calles.

Se trataba de un chivo que tenía un cuerno roto y al que nombraron Pepe. De vez en cuando le daban licor, le ponían cigarrillos y algunos mencionaban que era mujeriego por correr detrás de las muchachas. El semoviente fue apuñalado en 1945 y en consecuencia murió. A «El Chivo Pepe» se le han dedicado canciones y un mural y su historia se encuentra consignada en el Museo de Historia de Ponce. Lo anterior se resume en esta enunciativa estrofa: “Morell Campos hombre aquel «Padre de la Bella Danza» de Tavarez, Montaner, de Perucho, de Coimbre, del Chivo Pepe también”. Otros lugares que se mencionan en la letra, también hacen parte del orgullo local del ponceño y el nacional en algunos casos.

El Parque de Bombas, único en el mundo entero, hace parte del patrimonio de la ciudad. En Puerto Rico se suele llamar «bombas» a los carros de bomberos. Una vez aclarado este detalle, se puede comentar que a finales del siglo XIX, un soldado y arquitecto español construyó el edificio para la primera Brigada de Bomberos y que tuvo al año siguiente el reto de apagar una de las conflagraciones más grandes que hayan ocurrido en el municipio, dejando para la historia un acto heroico que se recuerda en el museo que hoy en día funciona en el sitio.

Otro espacio físico mencionado es el hospital Doctor Pila, fundado en 1925 por el Dr. Manuel de la Pila Iglesias, un español procedente de Cádiz, que vivió por mucho tiempo en Ponce. Continúa la letra explorando otros sectores como San Antón, mencionado al comienzo de este texto, que se ubica en el lado urbano; Machuelo, donde naciera la leyenda Lavoe. Entre otras cosas, habría que definir si su nacimiento se dio en Machuelo Arriba o Machuelo Abajo, pues el sector se encuentra dividido de esta forma.

La Cantera es una locación perteneciente al barrio Sexto y fue cuna de otro importante salsero: Pedro Juan Rodríguez Ferrer a quien recordaremos siempre como Pete «El Conde» Rodríguez. Bélgica es una barriada de donde salió la legendaria Ruth Nohemí Fernández Cortada, una importante vocalista y trabajadora incansable desde el Senado quien contribuyó a eliminar las talanqueras impuestas a la gente de raza negra y luchadora en la consolidación de la unidad latinoamericana.

Al fallecer esta gran artista y legisladora en 2012, el cortejo fúnebre recorrió este barrio con un seguimiento multitudinario de sus habitantes. Otro barrio recordado en la lírica es La Playa, donde se realiza un carnaval y es muy famoso su vejigante, personaje típico de las carnestolendas boricuas. Es tan importante este barrio para el imaginario ponceño que ha merecido un libro en su honor, escrito por Nelson García Santos y titulado «Vivencias en la Playa de Ponce» donde narra estos y otros aspectos de orden histórico.

Bélgica ya había sido mencionado en otra canción interpretada por Lavoe, “Sóngoro Cosongo” en la frase, “cuéntenme lo que está pasando en Bélgica, que muy pronto los veré”. El retrato musical describe los anteriores sitios de esta manera: Su bello Parque de Bombas único en el mundo entero Doctor Pilas, San Anton, Machuelito, La Cantera, Bélgica, La Playa entera, para Ponce es mi canción. El coro redondea con dos de los apelativos más utilizados para designar esta insigne ciudad en una dedicatoria que hace doble homenaje: Para ti es mi canto, «Ciudad Señorial» llamada por todos, «Perla Sureña» Al entrar a sonear, Héctor aporta su cuota oportuna trayendo otro símbolo perteneciente a la plena y que es muy tradicional en Ponce, el repetitivo estribillo marcante «Ponce es Ponce» que a su vez rememora el refrán popular de la ciudad: «Ponce es Ponce y lo demás es parking».

Luego, entra a mencionar a sus socios musicales que salieron como él de esta tierra de leyendas. Tito Puente, Papo Lucca, Eddie Palmieri, Cheo Feliciano, Pete «El Conde» Rodríguez, marchan los bravos en un desfile de remembranza para todos los amantes de la Salsa. Luego, en medio del coro complementa orgullosamente diciendo que de donde son esas figuras, él también viene: «Men! from they are it’s me too«. Ya metía mano en el inglés para aquel entonces. Después, un justo reconocimiento a la gran Ruth Fernández, como se debe. Es importante hacer énfasis en la estructura del soneo de Lavoe.

En la primera parte del montuno, en medio de los coros hace homenaje a las glorias reconocidas a nivel nacional y, ¿por qué no? mundial, pero en la segunda parte, sale el aspecto personal, su humildad, su permanente consideración con los más humildes. Por eso menciona de forma más íntima a aquellos que no están en las grandes letras, aquellos que forman el componente social mayoritario y que llevan una vida común y es precisamente su sello de grandeza. Esto lo llevó a reconocer, no sólo a sus colegas, cantantes y músicos sino también a la gente del común y sus situaciones. Personajes anónimos que deambulan sobre la geografía ponceña.

Al viejo que en la esquina de La Central siempre decía «Ay, Mamiqui» y a personajes y referentes de barrio como Uvita, El Chivo Pepe (…que bebiendo, te derrota), Maruca, Cuquito Pegafrenos, confirmando su empatía con la gente de San Antón, la Calle 6 del barrio Bélgica, los dos Machuelos, El Faro, Chichamba y otras comunidades humildes de su pueblo natal. Sus propiedades en el Valle de Collores y el barrio Vayas que justifica como «herencia«.

También, se reconoce como hombre de barrio, hombre del vacilón y la esquina, hombre común que dice: «Me paro en la avenida Betances, pa’ un vacilón. Me voy, mamita, no me retengas voy pa’ San Antón”. Estos son los soneos: “Ponce es Ponce, eh! Ponce es Ponce, eh! Ponce es Ponce te digo que Ponce es Ponce, eh!” “Tito Puente, Papo Lucca, Eddie Palmieri, mi hermano Cheo Feliciano, te digo, Pete «El Conde» de Ponce vienen los bravos”. “Un saludito a quien se debe, a Ruth Fernández, senadora, campeona de las mujeres. “En la esquina de la Central, oye mi triqui estaba siempre el viejo que decía «ay, mamiqui». Yo voy pa’ Ponce, Barrio Chiquito Pueblito Nuevo, el sifo, ay bendito. Me paro en la Betances, pa’ un vacilón me voy mamita, oye no me aguantes voy pa’ San Antón. ¡Mira quién viene!, con una nota el Chivo Pepe que bebiendo ay… te derrota. No se olviden de estos nombres Ay Mamiqui, Maruca, Cuquito Pegafreno y tambien Uvita.

Como anecdotario final, se puede agregar que Strikes Back, no fue el álbum más memorable de Héctor Lavoe, aunque por repertorio y músicos participantes merecía mejor suerte; de hecho, su voz ya tenía graves afecciones y se percibía cansada. Los aspectos a destacar en este disco se remiten al detalle de ser el último disco grabado en estudio y el primero en ser nominado a los premios Grammy.

También fue la entrada de Lavoe al terreno de la balada salsa con el número «Ella Mintió». Ponce es toda una oda al territorio, bajo un concepto de propiedad. Es un canto a lo autóctono. Héctor Lavoe, la interpretó con toda su alma y eso es claramente perceptible en el desarrollo del tema. La letra original sumada a los soneos y multiplicada por su voz honesta, deja al mundo un retrato de su tierra natal. Hubo grandes obras que enmarcó para la historia pero Ponce era para él y los suyos.

Después de esto, hay que volverla a escuchar para sentir de nuevo esa Salsa auténtica hecha con sentimiento y excelentes arreglos. Cada año, en su fecha de nacimiento o en la de su fallecimiento, el mito Lavoe, como se diría en inglés, Strikes Back, es decir, mete mano de nuevo. Al final de la canción, Héctor alude a una expresión coloquial de los ponceños : «¿Y qué tiene Ponce en el medio?» para lo cual, la respuesta es simplemente “la N”, con relación a su nombre. Otra canción más que debemos agradecer a Héctor Lavoe.

Textos: Diego Andres Aranda Estrada (Periodista e Investigador / Música afroantillana)
Edición y Fotografías: Gabriel González (Director www.salsaconestilo.com)
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