A raíz de la aparición en la serie Celia Cruz de RCN Televisión de una cantante cubana, que siendo muy niña junto a la inolvidable Celia, y que en la serie se nombra como Lola Calvo, se ha desatado una serie de aseveraciones sobre el temperamento explosivo e irreverente de La Lupe.
Por motivos del uso restringido y derechos sobre marcas, nombres y enseñas, no se utilizó en la serie, el verdadero nombre de esta cantante. Su nombre, Lupe Victoria Yolí Raymond, La Lupe, una mulata espigada y de contextura delgada, nacida al extremo oriental de la Isla, el 23 de diciembre de 1936.
Su infancia
Tras vivir su niñez y parte de su juventud en el barrio San Pedrito, en la provincia de Santiago de Cuba, su familia traslada la residencia a La Habana. Es allí donde Lupe empieza a estudiar en la normal de señoritas, para prepararse como maestra, por decisión de su padres, Tirso Yoli Michel, un trabajador de la fábrica del Ron Bacardi, y Paula Raymond Soler, una matrona guantanamera, que seguía siempre los lineamientos de su esposo.
Es precisamente en su colegio, la Escuela Normal de señoritas, donde conoce a Celia Cruz, quien también empezaba a prepararse en la profesión del magisterio. Pero como nació para cantar, una vez terminó sus estudios, se dedicó a buscar la forma de ser escuchada. Participaba en concursos de canto del barrio, del colegio y de las emisoras.
Corría el año 1959 cuando conforma el Trío Tropicuba, con el que fuera su primer esposo, de nombre Eulogio Reyes. Con él y su trío se presentaba de manera permanente, en “La Red”, un icónico bar de La Habana, donde se reunía la crema y nata de sibaritas y bohemios de La isla.
Por su particular forma, en mucho estrafalaria, de interpretar sus temas en la tarima, empezó a ganar cierta fama entre los visitantes que noche a noche concurrían al sitio para escucharla cantar en medio de sus excentricidades. Esta forma irreverente y poco ortodoxa le ocasionó bastantes inconvenientes con el régimen que se acababa de instalar en el poder político cubano.
El Exilio
Así las cosas, sale exiliada del país, con destino a Ciudad de México, donde es recibida por su amiga de infancia, Celia Cruz, quien ya llevaba algún tiempo de destierro y lejos de su familia. De ella recibe su apoyo, proponiéndole a Mongo Santamaría que la acogiera y apoyara. Dos años después viaja a Nueva York, ciudad en la que Mongo la sigue apoyando, dándole la oportunidad que cantar en un bar que gozaba de cierta popularidad, al que llamaban “La Barraca”, en el que le pagaban por noche 30 dólares.
Un año después de estar en este bar, en 1963, graba su primer disco de larga duración. Se trata del álbum “Mongo Introduces La Lupe”. Después de este álbum es llamada para ofrecerle grabar con Tico Records formando equipo con Tito Puente. Todo esto se daba mientras Celia Cruz seguía viviendo en México, pero ante la insistencia de productores y disqueras, Celia decidió radicarse en Nueva York.
La llegada de la guarachera a la gran manzana, ocasionó que orquestas importantes de la movida salsera, quisieran grabar con ella. Mientras esto sucedía, La Lupe, o la Yiyiyi, como la llamaban también, empezaba su proceso de decadencia. Tito Puente, que desde siempre había querido grabar con Celia, da por terminado el contrato que tenía con La Lupe, para poder hacerlo con la cumbanchera de Belén.
Celia Cruz firma contrato con Fania Records que era la disquera que controlaba el mercado del disco para la música latina, y como meses atrás habían comprado el sello Tico Records, bajo el cual grababa La Lupe, Masucci y Pacheco decidieron poner adelante a Celia, dejando en un segundo plano a La Lupe.
Su temperamento explosivo, hizo que al verse desplazada por Celia Cruz, se fuera lance en ristre contra ella, insultándola donde le viera. Incluso se recuerda un negro episodio cuando en una entrevista La Lupe manifiesta su gran molestia por el sitio que le había dado la disquera a Celia, siempre mejor al que ella tenía.
La Lupe practicaba la religión Yorubá, fue santera, y en la entrevista malintencionadamente manifestó de manera pública que Pedro Knight, era brujo, para citarla textualmente, “era palero”. Por supuesto esta entrevista molestó profundamente a Celia. Ante la posición de La Lupe, Celia le exigió a la disquera que asumiera su férrea defensa y eligieran entre ella y La Lupe, porque las dos no podían estar en la misma disquera.
Su salida de Fania
Aunque La Lupe le había dado utilidades a la casa disquera, Celia se había convertido en una máquina de hacer dinero a nivel mundial, por lo que la decisión que tomó Jerry Masucci, fue la de terminar sus relaciones con La Lupe. Ante esto, y cuentan algunos de los músicos que vivieron la situación, que fue muy triste, porque La Lupe respondió ante la posición de la Fania, con suplicas, buscando que no la sacaran, pero ya era demasiado tarde, y la disquera no echó paso atrás y se mantuvo en su decisión.
Eran momentos difíciles para La Lupe. Tito Puente, con la venia de Celia Cruz, le propuso a la disquera que para ayudar a La Lupe, la dejaran grabar un disco. La propuesta fue aceptada, y en 1978 graba bajo el sello Tico Records, “La pareja”, álbum que no recibió el apoyo suficiente de la disquera, por lo que terminó siendo otro fracaso que se sumaría para La Lupe, a la seguidilla de tropezones y caídas en el mundo de la música latina.
Aunque ganó mucho dinero, lo despilfarraba a manos llenas. Cuentan seguidores de ella en Nueva York, que en una oportunidad se ganó 20 mil dólares en un concierto, y que tal como los recibió, se los entregó a un vendedor que le había traído un abrigo de pieles.
Llegó a tener una gran colección de automóviles último modelo, pero todo lo que tuvo que pagar para el tratamiento siquiátrico de su segundo esposo William García sumado a toda esta falla en la administración de sus finanzas, más el rompimiento del contrato para grabar, conciertos y presentaciones en bares importantes de Nueva York, la quebraron económicamente.
Con su mansión hipotecada, mansión donde también había vivido Rodolfo Valentino, se fue a Puerto Rico buscando algún contrato para cantar en escenarios del viejo San Juan. Lastimosamente este viaje fue otro fracaso. Todas se habían venido juntas para La Lupe. Varias cadenas de televisión la vetaron, indignados por la forma de carácter vulgar en que en algunas ocasiones bailaba e interpretaba sus canciones. Ante esta situación, tuvo que abandonar la isla y regresar nuevamente a Nueva York, donde se vio acorralada económicamente, y sin ninguna posibilidad de volver a cantar ante el público.
En su desespero y estrés, a finales de los años 80 del siglo pasado, tras haber hablado con las cantantes Blanca Rosa Gil y Elena Burke, La Lupe se convierte al cristianismo. Empieza a asistir a una iglesia Pentecostal. Allí entregada totalmente a Jesucristo y después de recorrer algún tiempo de alabanza, retoma tímidamente el canto y compone y graba, varias canciones religiosas que fueron incluidas en algunos casetes. “Hermana Lupe”, “La Lupe”, “Dios no es hombre para que mienta” y “La Samaritana” fueron algunos de los temas.
Sobre el consumo de drogas, uno de sus biólogos, Juan Moreno Velázquez, autor del libro Desmitificación de una diva: La verdad sobre La Lupe, publicado por editorial Norma en 2003, dice que era tanta la compenetración histriónica de la Lupe en tarima, que el auditoria pensaba o asumía que estaba drogada. Además de todas las indagatorias para la redacción de la biografía, no encontró un solo testimonio de alguien que la hubiera visto consumir drogas. Por esta razón se atreve en su libro a decir que La Lupe nunca consumió drogas.
El 28 de febrero de 1992, mientras dormía, sufrió un paro cardiaco que le arrebató la vida. La Lupe vivía con su hija Rainbow, en un modesto departamento ubicado en el Bronx.